jueves, 3 de noviembre de 2011

Primera parte de mi historia con la Anorexia

Uno de los motivos por los que decidí hacer este blog, fue porque empecé a  sufrir esta terrible enfermedad (a día de hoy a veces tengo recaídas), hará exactamente 6 años, cuando empezaba primero de Bachiller, y porque buscando en internet, no he encontrado muchos blogs de chicas que hablen de la experiencia, quizás soy una atrevida o quizás alguno penseis que quiero dar pena, pero nada más lejos de la realidad, sólo quiero contar mi historia, que alguien se vea reflejada/o y que si quiere hacerme preguntas o contarme algo de forma anónima lo haga, porque básicamente estoy aquí para escuchar, porque sé que alguien te escuche por qué dejas de comer y tus motivos ayuda, por muy tenebrosos que parezcan, recordad, no estoy aquí para juzgar.
Siempre he sido una chica muy deportista, de constitución atlética, nunca he tenido sobrepeso pero tampoco era de las típicas delgadas sin cadera ni culo; todo empezó
cuando me inscribí en un intercambio con Francia; ya antes me empezaba a ver y sentir algo gorda (aunque todo producto de mi imaginación), y esto se acentuó cuando imaginábamos entre mis compañeras y yo cómo serían las chicas francesas, siempre las imaginamos rubias, delgadas y esbeltas, y yo tenía miedo de ser la más fea de todas y de no atraer a los chicos franceses con los que todas fantaseábamos (cosas de la edad). Así que ya en mi ciudad natal, Ourense, empecé a reducir la ingesta de alimentos, aunque nadie se preocupó porque era algo mínimo y porque las chicas en la adolescencia cambiamos en muchos aspectos; cuando me tocó ir a mi Francia...eso ya fue otra cosa. No sé si fueron ironías de la vida o qué, pero mi francesa era gordita y su familia también, cuando llegué a la casa que tenían en Bretagne no paraban de cebarme, de darme dulces y mucha comida, la cuál, por educación no rechazaba; pero cuando me despedí de ellos hacia nuestra visita a París, eso ya fue otro cantar, ahí no teníamos control sobre las comidas, y empecé a dejar de comer "literalmente". De 4 días que estuvimos, 2 no comí nada y otros 2 me atiborré para saciar el hambre que había pasado los días anteriores, así que me puse más triste aún y pensé que nunca lograría ser una chica delgada. Regresé a casa, y los primeros días comí como una loba, hasta mi familia estaba sorprendida, pero me llegó el sentimiento de culpa y empecé a reducir paulatinamente las raciones, porque pensé, sino me produjo el efecto que yo quería el haber dejado de comer radilcamente, dudaba que ahora me fuese a valer de algo, así que cambié de táctica, y esto fue solamente el hacer muchísimo deporte y dejar de comer menos cada día para que ni familia ni amigos sospecharan nada.

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